Este cuadro de Hans Beham,una joven amamantando a un anciano en una celda de la prisión fue vendido por 30 millones de euros. La pintura puede parecer perversa pero la historia detrás de esta obra de arte, hace parte de los registros históricos de la Europa antigua monárquica.

El pobre hombre fue condenado a «muerte de hambre» por robar una hogaza de pan durante el reinado de Luis XIV en Francia. La mujer era su única hija y la única visitante de su celda. A ella se le permitió visitarlo todos los días, pero era registrada a fondo de tal manera que no llevara comida.
Cuando después de 4 meses el hombre todavía sobrevivía sin perder peso, las autoridades quedaron perplejas y comenzaron a espiarla en la celda y para su total asombro la encontraron amamantando a su padre, compartiendo la leche de su bebé. Los jueces entonces al darse cuenta de la compasión y el amor de la mujer por su padre, perdonaron al padre y lo liberaron.
Este pedazo de historia pone en foco cuán profunda es la compasión de una mujer en nuestra vida diaria que los hombres solemos pasar por alto.